Otra de las escenas míticas de esta peli del Imperio del Sol es aquella en la que el protagonista se sube a uno de los edificios japoneses en ruina del campo de concentración y se saluda con el piloto de un reluciente P-51 Mustang.
Esta es una escena tremendamente compleja a la hora de llevarla a cabo, ya que habría que adaptarla a las posibilidades reales de la escala. Por supuesto habría que realizar una figura a medida para la escena, a parte de la construcción en ruinas y el P-51.